Tres de cada cuatro adultos en el Uruguay consideran que se debería tomar alguna medida para cambiar la situación del aborto clandestino.

 

Menos de una persona cada cinco opina que es mejor dejar las cosas como están.

Estos son algunos de los datos aportados por una encuesta realizada por la empresa Cifra para el periódico «El País» (no precisamente muy partidario -hasta la fecha por lo menos- de la despenalización del aborto). La misma se publicó el 13 de diciembre pasado y estos son algunos de los datos que aparecen:

Opinan que sería conveniente tomar alguna medida para cambiar las cosas: el 74% de los hombres consultados y el 78% de las mujeres. Y si se compara por nivel de educación los resultados son éstos:

con estudios primarios 68%

secundarios 80% y con educación terciaria 90%

Cuando se les preguntó en qué circunstancias aprobarían la práctica del aborto, éstos fueron los porcentajes obtenidos, diferenciados entre Montevideo y el resto del país. 

 

en Montevideo

en el Interior del país

1. Si la vida de la mujer peligra

90%

79%

2. Por malformación del feto

77%

65%

3. Si la familia es muy pobre y no puede mantener otro hijo

42%

24%

4. Si la mujer es soltera y no quiere otro hijo

30%

12%

5. Si la mujer quiere abortar

23%

23%

Sólo el 4% se pronunció a favor de «controlar» más los abortos y uno de cada 10 uruguayos considera que «hay que prohibir los abortos» y «cerrar las clínicas».

Durante un debate en radio Sarandí sobre «Legalizar o no el aborto en el Uruguay» se fue recepcionando automáticamente la opinión telefónica de los oyentes. Por la línea en la que se votaba a favor de la legalización se recibieron más de 700 llamadas, en la que se votaba en contra no se alcanzaron las 300.

¿Será que los candidatos a las próximas elecciones no escuchan la opinión de la gente? Si le otorgan a estas encuestas la misma importancia que le dan a las de preferencias electorales, tendrían que poner las barbas en remojo y pensar seriamente que las cosas deben cambiar sobre la situación del Aborto en nuestro país. De lo contrario quizás decidamos votar por otro candidato. ¿Usted que piensa?

CAIRO + 5

Esta vez el Vaticano y sus aliados fundamentalistas, ganaron la partida. Lo terrible es que el precio, como siempre, se paga en víctimas y el costo es enorme.

De los 79 párrafos del documento que debía discutirse en New York para decidir las Acciones en Población y Desarrollo que en el futuro debe realizar la Comunidad Internacional, sólo se trataron 43. Miles y miles y miles de dólares en evaluaciones, procesos, reuniones y más reuniones para llegar a tan poco.

Estamos hablando del Seguimiento a la Implementación de la Plataforma de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de Naciones Unidas que tuvo lugar en El Cario, en setiembre de 1994. ¿Sabe a qué nos referimos? Por si no lo tiene muy presente, brevemente le contamos de qué trata dicha conferencia. En la misma 180 países acordaron una serie de medidas y principios para garantizar que el aumento de la población estuviese de acuerdo con un Desarrollo Sustentable. Esas acciones deben estar basadas en el respeto de los derechos humanos, sin discriminación de ningún tipo. Antes de esta conferencia los problemas de población sólo se consideraban desde los aspectos demográficos, por lo tanto las soluciones sólo estaban pensadas en cómo hacer para controlar el aumento de la población. Luego de El Cairo y después de muchas discusiones, negociaciones, debates y más discusiones se modificó ese enfoque. El problema de la población no es sólo que aumenta, los problemas más graves de la población son que la riqueza esta injusta y desproporcionadamente distribuída, que gran parte de las personas (en su mayoría mujeres y niñas) no acceden a la educación, que no hay fuentes de trabajo, que la migración nacional e internacional es incontrolable, que nos hay servicios adecuados y de calidad que atiendan las necesidades en salud sexual y reproductiva de manera integral tanto para adultos como para los y las jóvenes. Que la pandemia de VIH/SIDA no para de aumentar y la población jóven es la más afectada, que el embarazo adolescentes crece en todos los países, que el aborto inseguro es una de las principales causas de muerte materna en los países pobres, etc. etc. etc.

De allí que fuese un gran triunfo (donde mucho tuvimos que ver las organizaciones de mujeres) que esa Plataforma de Acción aprobada en El Cairo contuviera acciones tendientes a enfrentar todos estos problemas y a tratar de solucionarlos a corto, mediano y largo plazo.

A cinco años debía evaluarse lo realizado por los países y ver en qué medida estaban cumpliendo los compromisos que asumieron en aquella oportunidad. A tales efectos se hicieron reuniones regionales temáticas, encuestas elaboradas por el Fondo de Población de Naciones Unidas (a las que respondieron 132 países), monitoreos, investigaciones, de donde salieron muchos documentos que identificaron los avances y los obstáculos que impidieron cumplir con lo planificado. Para eso era la reunión preparatoria organizada por Naciones Unidas en Nueva York, realizada del 22 al 31 de este marzo. Para acordar las acciones futuras que permitan avanzar y superar los obstáculls.

Pero, lamentablemente, no fue eso lo que sucedió. La Santa Sede, los países con gobiernos confesionales (como nuestra vecina Argentina) y los fundamentalistas como Egipto y Sudán lograron su propósito: reabrir las discusiones realizadas en El Cairo sobre la familia, los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes, los servicios en salud sexual y reproductiva. Entorpeciendo el desarrollo de la reunión hasta impedir que se finalizara con un documento consensuado. Por supuesto que también fueron responsables las otras delegaciones que no tuvieron una participación calificada, preparada, con conocimiento del debate y que sólo se limitaron a quejarse de lo terrible que era la reunión. Como también tienen su cuota parte de responsabilidad las instancias de Naciones Unidas que no hicieron nada por re-encausar la situación y destinar los miles de dólares que costó esta reunión en NuevaYork para cumplir con la tarea encomendada: tener el documento que debe aprobarse en la Asamblea General Extraordinaria el 30 de junio próximo.

Entre tanto, los recursos que deben aportar los países donantes, como los que deben destinar cada uno de los países, siguen sin aportarse. De los 5.700 millones de dólares que ya deberían existir para llevar adelante acciones en población, sólo se ha destinado el 35%. Y se está a años luz de conseguir los 17.000 millones que se han calculado como indispensables para hacer frente a todos estos asuntos en el año 2.000.

Para que no nos olvidemos, y para que cada quién asuma la cuota parte de responsabilidad que le compete, es importante resaltar que este «pequeño» problema de la falta de recursos no pudo ser discutido gracias al Vaticano, a los musulmanes fundamentalistas, al gobierno de Menem, al de Guatemala, al de Nicaragua. Y, también a la inoperancia de muchos de nuestros gobiernos,sus delegaciones oficiales y los mecanismos poco precisos del Sistema de Naciones Unidas.

Entre tanto la mayor parte de la población, las mujeres, los y las niñas, los y las jóvenes, siguen pagando las consecuencias.

L.A

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