San José 1436

Cotidiano Mujer Nº38
Año 2002

 

Éramos del grupo de las "sin techo" y "sin ventana", de las que rigurosamente pagábamos el alquiler y nos
mudábamos cada pocos años para buscar algo más grande pero más barato. Hasta que a partir del próximo 1 de enero, nos dijeron que tampoco podría entrar la renta del local en el proyecto. Ante tamaña crisis, nos achicábamos más aun y cada una se iba para su casa y trabajaba desde la computadora. O nos arriesgábamos. Es decir: ¿no tenemos plata? entonces compremos una casa.

 

Y el 31 de agosto nos mudamos. Compramos con Mujer Ahora una casa como en los mejores tiempos de crisis. Y como en los mejores tiempos, aquellos en que las feministas elegíamos estar juntas pero no revueltas, compartimos techo, ventanas y deudas. Y compar-timos también, claro que sí, el espacio con la Comisión Nacional de Seguimiento de Beijing, con MYSU y con todos los grupos que lo necesiten.

 

Es una casa vieja, de 1900, con claraboyas, patios, azulejos y balcones donde florecen geranios y nos cagan las palomas.

 

Dividimos la propiedad de manera minuciosa, exacta, metro a metro cuadrado; todas con vista a los plátanos del Centro; todas con sol cuando sale y todas con el agua que todavía nos cae por las paredes cuando llueve porque una crisis es una crisis, pero con mucha luz.

Tenemos todo doble: dos cafeteras, dos heladeras, dos hornallas de super gas, mates y bombillas por todos lados. La gente viene también doble, ha crecido geométricamente; no es la suma de todas las que venían a las casas separadas de la calle Salto, y no entendemos mucho por qué. Por un lado nos gusta, por otro nos marea un poco. Ya nos acostumbraremos, como aquellas familias de los años 30 cuando convivían abuelos, padres, nietos, para bancar lo que en la historia quedó como la crisis blanda, y en el recuerdo como una forma colectiva de vivir.

 

La decoración de los espacios indivisos fue todo un tema, porque también tenemos dos formas de representarnos: la señora sentada muy finamente, muy art nouveau en un banco de plaza, o la nena rubia y delicada del afiche vasco que tiene dibujado un pene y pregunta ¿por que ha de hacer falta esto para no ser menos? ¿el sofá doméstico o las mesas de boliche? Y el cigarrillo...unas fuman otras no fuman. Y las plantas, ¿necesariamente en todos lados? Parecemos un vivero y poco a poco nos acostumbramos a respirar una clorofila que debe ser sanísima...

 

Marysa Navarro tiene Sala

 

Lo de Marysa vino casi como natural. ¿Quién más que Marysa había estado en los orígenes de las dos organizaciones? ¿Quién más que ella, que acompañó nuestras primeras militancias, las ventas callejeras, los talleres infinitos, las movidas personales, los primeros apoyos de la Global Fund, que sin saber mucho quienes éramos, creyó en nosotras?

 

Marysa es mitad Mujer Ahora, mitad Cotidiano Mujer como es mitad vasca, mitad uruguaya, aunque el "esto" no se le haya ido, se haya doctorado en USA y publique en Buenos Aires.

 

Pero sabemos que Uruguay le tira más: "Soy producto de este país, de cuando ‘no había como el Uruguay’ y de su sistema educativo, laico, de aquella época de la ‘Femenina' con Alicia Goyena paseándose con el fantasma de Rodó; y por supuesto del imborrable IPA[1], al que entré con seis mujeres y un hombre (Benjamín Nahum) elegidos entre cincuenta concursantes. Sí, me siento muy orgullosa de las cosas que me dieron acá".

 

Entonces, entre aplausos, vino, tango y una multitud de hombres y mujeres, amigos y amigas, descubrimos la placa que lleva su nombre y resolvimos sin discusión, que de aquí en adelante, la niña que sufrió los horrores de la Guerra Civil junto a sus padres, la catedrática de Historia en Dartmouth, la autora del último libro de Evita, entre tantas otras cosas, será uruguaya y pertenece por decreto a San José 1436, ¡OSTIAS!

 [1] Instituto de Profesores Artigas