MONITOREO DE  MEDIOS DE  COMUNICACIÓN

Prensa

El Observador, El País, La Mañana, La República, 
Ultimas Noticias, Brecha, Búsqueda, Mate Amargo, Posdata, Tres

   
Sobre la cobertura

Aunque resulte reiterativo, es imprescindible señalar que el espacio que se ha medido en la prensa escrita referido a las mujeres, ha sido tomado en condiciones de «asepsia», sin valorar la orientación que el material pudiera tener. Pese a no realizar una «selección» en términos, por ejemplo, de la defensa de los derechos de las mujeres, el universo registrado resultó mínimo. 

En la mayoría de los casos, un 7% del total de las páginas disponibles fue dedicado a las mujeres, sin que se evalúe de manera alguna la calidad de los contenidos así como tampoco su orientación. 

En general, se apreciaron escasas diferencias en el período de observación, entre los diversos medios monitoreados. El espectro va desde el entorno del 7% –donde se ubican 4 de los 5 diarios y 2 de las 5 publicaciones semanales–, hasta el 19% donde solo una publicación se coloca. 

Resulta interesante en ese sentido, comprobar que las diferentes tendencias políticas, representadas en los diarios y publicaciones semanales no se correlacionan con el indicador de cobertura. Si se tuviera la presunción de que la tendencia política de un medio pudiera determinar una mayor o menor cobertura al protagonismo de las mujeres y a los temas que las tocan de manera directa, este estudio muestra lo contrario. Puede decirse entonces que el lugar asignado por los medios de prensa a las mujeres atraviesa todo el espectro político y no reconoce diferencias en la escasa cobertura que recibe.

Otro aspecto en cuanto al espacio asignado refiere a los matices entre la prensa diaria y la semanal. Aquí hay que señalar una homogeneidad mayor entre las publicaciones diarias que entre aquellas que aparecen semanalmente. Sin embargo, cabe realizar una precisión respecto a La República que tiene un suplemento semanal que dedica, desde hace 10 años, una docena de páginas a temas estrictamente relacionados con los derechos de las mujeres. El peso e importancia de esta publicación, así como su relativa autonomía respecto al diario y su línea editorial, nos han hecho prestar atención al cuerpo central del diario. Y en este análisis La República no se diferencia sustancialmente de los otros diarios. Sin embargo, es La República de las Mujeres quien hace la diferencia, ya que es la única publicación semanal con un análisis específico sobre las relaciones de género.

Las publicaciones de frecuencia semanal –tomando en conjunto las revistas y los semanarios propiamente dichos– muestran mayores diferencias que las observadas entre los diarios. Sin embargo ellas se diluyen si consideramos por separado a los tradicionales semanarios. En este caso nuevamente se puede observar que la variable política ideológica no encarna diferencias respecto a la cobertura de los sucesos o asuntos referidos a las mujeres. En cambio, entre las revistas, es notoria la diferencia de espacio dedicado. El caso de Posdata sobresale, no solo respecto a sus pares sino al resto de la prensa en general. Pero en conjunto, en esta «familia» de publicaciones, se pueden identificar diferencias.

¿Se podría relacionar el grado de cobertura detectado en la prensa sobre los temas de las mujeres con los niveles de participación de mujeres en los medios? ¿Es posible que exista una alta correlación entre baja cobertura y escasa presencia de mujeres en la toma de decisiones en los diferentes medios que monitoreamos? Cuando se indagan cuestiones tales como el espacio destinado a las mujeres, en cualquiera de los ámbitos que podamos pensar, frecuentemente se maneja la hipótesis que una mayor presencia de las mujeres puede (o debe) implicar una mayor atención a los temas y asuntos que las comprometen. Dicho de otra forma, se afirma que las mujeres pueden, desde los lugares que ocupan, promover más fácilmente aquellos temas que interesan al conjunto de las mujeres –y a ellas mismas– en mayor y mejor medida. 

En este sentido procuramos indagar sobre la presencia de mujeres en los diferentes medios de prensa, aspirando a relacionar la cobertura en cada medio con la proporción de mujeres que trabajan en él. Aquí estábamos pensando en términos de influencia directa de esas mujeres, pero también en un cierto efecto sensibilizador que su mera presencia podría operar sobre los colegas. Para ello consultamos al Censo de Periodistas al que aludíamos. En el Capítulo 4 del Informe Final se dice que: 

Gráfica 4 - Distribución de los periodistas según sexo

«El ejercicio del periodismo aparece, entre la población censada, como una actividad eminentemente masculina. De acuerdo a la información relevada, el 71% de los periodistas son hombres, y solo el 29% son mujeres».

Este informe indica que el padrón utilizado para el censo –que incluye personas que no respondieron el formulario– presenta diferencias aún mayores entre hombres y mujeres en los medios. Esta desproporción –1 mujer de cada tres hombres– se refuerza observando la distribución de la población por sexo en el país y en Montevideo en particular.
 
La población ocupada de Montevideo esta integrada por 54.7% de hombres y un 45.3% de mujeres 3. 

En el total de la población de Montevideo, los hombres representan el 46.6% y las mujeres el 53.3% 4.

Por otra parte, este Informe aporta sobre los lugares ocupados por hombres y mujeres en los medios. Así señala que:

«Al considerar las categorías ocupacionales se aprecia que las mujeres trabajan, en mayor medida que los hombres, como cronistas o reporteras, así como en tareas de producción». (Ver Cuadro 1).

Pero se aclara que: «Si bien la distribución en varias categorías ocupacionales no presenta variaciones de importancia entre ambos sexos, deben consignarse algunas condiciones diferenciales en el acceso a las posiciones jerárquicamente superiores. En este sentido, las periodistas mujeres tienen la mitad de las chances de sus colegas varones para acceder a las categorías de editor y columnista. Mientras a éstas pertenece el 14.8% de los varones, solo se ubica en ellas el 7.6% de las mujeres. Respecto a la mayor proporción de mujeres «productoras» (+9%) debe advertirse que, de acuerdo a la información recabada, esta categoría se vio reforzada por un fuerte contingente de periodistas mujeres que, en rigor, cumplen el rol de asistente de producción».

La débil presencia de mujeres periodistas en los diferentes medios, el difícil acceso a cargos jerárquicos y el ejercicio de roles suplementarios en las tareas de producción, argumentan substantivamente la afirmación de que: «El ejercicio del periodismo aparece (...) como una actividad eminentemente masculina».

Sexo  Masculino
%
Femenino
%
Reportero 26,8  35,9
Reportero gráfico 10,1 2,5
Conductor 9,6 10,1
Productor  5,3 14,3 
Editor  9,1 5,1
Columnista 5,7  2,5
Reportero-conductor  7,1 6,8 
Conductor-Edit./Prod.  2,7 3,0 
Reportero-Edit./Prod.  8,9 7,2 
Varias categorías  9,2 6,3
Reportero-columnista 2,5  3,4 
Conductor-columnista  1,8  
Edit./Prod.-columnista  1,2  3,0 
Total  100,0 100,0
Si bien no se presenta información sobre la presencia de mujeres periodistas y su categoría ocupacional en cada una de las empresas –lo que permitiría un examen caso a caso– esta información global no descarta, sino que reafirma, la hipótesis que mencionábamos. Con estos datos no puede descartarse la correspondencia entre la baja cobertura de los «asuntos» de las mujeres y la escasa capacidad de decisión que poseen las mujeres que trabajan en los medios. 

No podríamos cerrar este apartado sin mencionar que recientemente se han presentado varios programas nacionales en la TV abierta que muestran un marcado interés por nuevos temas y asuntos, abriéndose a la diversidad de intereses y despegándose de los tradicionales temas «importantes». De esta manera ha sido jerarquizada la sociedad civil y sus protagonistas, y entre ellos las mujeres han sido consultadas y han tenido un lugar de expresión. 

Nos referimos a nuevos programas como El Reloj, A Sangre Fría, Agenda Confidencial, Confidencias, Tribuna Abierta, etc., que se suman a la escasa oferta de producciones nacionales. En ellos –en diferente grado y seriedad– se ha otorgado una mayor cobertura a las problemáticas que involucran a las mujeres en tanto activas participantes de la vida social de nuestro país.

Estas experiencias de la televisión nacional seguramente responden a las necesidades de públicos diferentes que esperan ver reflejados en los medios aspectos diversos de lo cotidiano. Estas iniciativas –aunque tímidamente– pueden estar expresando cambios en la sensibilidad y disposición de periodistas, ejecutivos y propietarios de las empresas que contribuyan a colocar la imagen de la mujer de otra manera en los medios y la resignifiquen socialmente. Por ahora poco podemos decir en este sentido, pero es imprescindible registrar estos gestos y su impacto, así como acompañarlos y estimularlos.